1. INTRODUCCIÓN. 2. HÉRCULES. 3. TESEO. 4. PERSEO. 5. BELEREFONTES. 6. DÉDALO E ÍCARO. 7. ORFEO. 8. FAETÓN. 9. LA CASA REAL DE LOS LABDÁCIDAS. 10. LA CASA REAL DE LOS PELOPIDAS. 11. ODISEO (ULISES).
En aquel entonces la humanidad atravesaba por una época verdaderamente dura. Los peligros de aquella época remota eran bien distintos de los de hoy día: monstruos invencibles, terribles criminales que devastaban ciertas regiones transformándolas en zonas inasequibles, grandes enfermedades, así como monstruos de rasgos humanos, inmortales por su origen divino. En vista de estos peligros los dioses enviaban a la tierra a los héroes la mayoría de los cuales eran semidioses. Semidiós era aquel que había nacido producto de la unión de un dios con una mujer mortal. Algunos de los héroes iban a adquirir reconocimiento panhelénico mientras que otros serían héroes locales. Los héroes eran protegidos de los dioses; eran hombres hermosos dotados con muchas gracias y virtudes: fuerza, virtud, inteligencia, generosidad e ingenio. A veces surgen como líderes ilustres que dejan sus reinos para ponerse a la cabeza y conducir a l ejército a la victoria de alguna guerra, tal como fue el caso de Odiseo (Ulises); otras veces les encontramos como valientes y fuertes jóvenes militantes en la guerra que sirven a la causa del Bien, tal como el caso de Hércules. Se hacen cargo de misiones difíciles por alguna duda moral, por el amor de alguna princesa, por la adquisición de algún reino o incluso por cumplir con algún deseo divino. Normalmente los héroes cuentan con algún dios protector que les protege y les ayuda a salir adelante con su difícil misión. El dios protector frecuentemente les salva de algún peligro que les amenaza y castiga a quienes maquinan contra sus vidas. No son pocas las veces que los dioses pelean entre ellos por causa de alguno de sus protegidos. La vida de los héroes es más bien agitada; diríase que llevan una vida predestinada y encaminada hacia la victoria del Bien. Sus proezas les dan gloria eterna y fama mientras que hay también quienes ganan la inmortalidad.
Introducción, Hércules adolescente, El Semidiós Hércules, Los doce trabajos de Hércules, El Fin y la Gloria de Hércules.
Se considera el más importante y popular de entre los héroes. Sus hazañas y sus leyendas son tan diversas y numerosas que sería muy difícil enumerarlas a todas en su orden y en su época respectiva. Este semidiós cuyo renombre llegó a los extremos del mundo entonces conocido, representaba lo sobrehumano, lo grande. No hubo hazaña que Hércules no hubiera hecho. Sólo una persona era capaz de resolver todos los problemas que surgían en las sociedades no sólo de Grecia, sino de otros países y esa persona no era otra que Hércules. Luchó contra monstruos y maltrechos, contra ejércitos enteros, contra dioses, elementos de la naturaleza, enfermedades y hasta se enfrentó a la misma muerte y salió ganando. El renombrado héroe dotado de poderes sobrenaturales y al mismo tiempo con debilidades humanas, pertenece a la generación de los Perseos. Nació en Tebas de Anfitrión y Alcmena. Su verdadero padre fue sin embargo Zeus, que aprovechando una ausencia de Anfitrión, y tomando su apariencia física, le hizo creer a Alcmena que se trataba de su esposo verdadero y se unió a ella. Así nacieron Hércules y su hermano gemelo ificles. El mito se refiere a ificles como verdadero hijo de Anfitrión ya que fue concebido la noche siguiente, al regresar su padre. La diosa Hera no tardó en mostrar sus celos contra el recién nacido, que apenas cumplidos ocho años dios señales de su ascendencia divina. Una noche cuando Alcmena puso a los gemelos a dormir, Hera envió junto a la cuna dos enormes serpientes para que los estrangulasen. Mientras ificles se puso a llorar, Hércules tomó cada una en sus manos y las estranguló.
De adolescente este semidiós era fuerte,
dinámico, rebelde, y con un desarrollo fuera de lo común. A los dieciocho años
había cumplido ya su primera hazaña: dio muerte a l león del monte Citerón, una
fiera feroz que asolaba los rebaños y al que ningún cazador había podido
eliminar.
Por esa misma época, el alto y hermoso joven, deambulaba por un camino; de
pronto vio que el camino se dividía en dos. El uno era un comienzo ancho y
bueno, pero a lo lejos se estrechaba. En su entrada, vio una bella mujer
vestida llamativamente. El otro camino al comienzo era estrecho, lleno de
espinas pero más allá se volvía amplio y bordeado de flores. En su angosta
entrada estaba una dulce y tímida mujer que llevaba una prenda simple y
elegante.
- ¿Quiénes sois vosotras?, preguntó Heracles (nombre griego de Hércules).
- Ven conmigo, dijo la primera. Te haré feliz, mi nombre es Kakia (el mal).
- Sígueme, dijo la segunda, te ganarás el aprecio, el respeto y el amor de los
hombres. Me llamo Aretí (la Virtud). Heracles se quedó pensativo y decidió
seguir el camino de Aretí.
En los años siguientes, su fama se
extendió por todos los confines y nadie osaba competir con su fuerza y
virilidad.
Creonte, el rey de Tebas, casó a Hércules con su hija Mégara, para honrar su
valentía. Pero la diosa Hera, que siempre
buscaba la forma de hacerle daño, envió a Trela (la Locura). En un terrible
ataque de locura mató a todos los hijos que había tenido con Mégara. Cuando
volvió a sus cabales quiso suicidarse.
Al final, decidió pedir consejo al oráculo de Delfos. El augurio de la Pitia,
decía que para expiar el crimen cometido, debía marchar a Argos y ponerse al
servicio de su primo, el rey Euristeo, durante doce años. Por orden de
Euristeo, Hércules debía cumplir los Trabajos, que le otorgarían como premio la
inmortalidad y su aceptación en el Olimpo. Así
este amado héroe se presentó ante el monarca de Argos, que le guardaba cierta
envidia y rencor y que no dudó en encargarle los más peligrosos e irrealizables
encargos, obligándole a enfrentarse contra los más temibles monstruos o los más
violentos fenómenos naturales de aquellos tiempos.
Para cumplir el Primer Trabajo, Hércules se armó del mazo que había hecho él
mismo, de la espada que le dio Hermes, del arco y las flechas regalo de Apolo, de la magnífica armadura de Hefesto y de los caballos de Poseidón. Se cuenta
que Atenea habría añadido un manto a la coraza hecha por Hefesto y que todos los regalos que recibió
Hércules, excepto el mazo, le habrían sido dados por Atenea.
Los trabajos de Hércules son innumerables y otras tantas las narraciones que se refieren a dichos trabajos. Los más conocidos son los llamados "Doce Trabajos de Hércules" y que fueron cumplidos por orden de su primo Euristeo. Aparte de dichos trabajos Hércules realizó otros tantos, organizó expediciones y participó en muchas guerras.
Era un león gigantesco que devastaba la región de Nemea (cerca de Corinto) y que tenía una piel muy dura que no podía ser atravesada por flechas. Así que Heracles lo estranguló. Después intentó quitarle la piel, pero no podía rasgársela, hasta que se le ocurrió rasgársela con las garras del león. Por eso a Heracles se le representa vestido con la piel del león (y también con la clava -garrote grande-).
La Hidra era un monstruo que tenía muchas cabezas que si se
cortaba una de ellas, nacían otras dos; además tenía una cabeza inmortal.
Heracles, con la ayuda de su sobrino Yolao, prendió fuego un bosque y con una
antorcha quemó las cabezas mortales después de cortarlas. Y la inmortal la
cortó y la sepultó debajo de una roca enorme (Euristeo le invalidó este trabajo
por recibir ayuda de su sobrino). Con la bilis de la Hidra, Heracles untó sus
flechas, que se convirtió en mortales (que mataría) al más pequeño rasguño que
hiciera.
Era una cierva que tenía cuernos y además eran de oro y
estaba consagrada a Ártemis. Por eso Heracles no podía matarla y simplemente la
captura y se la lleva a Euristeo y posteriormente es liberada.
Era un jabalí que mataba a la gente y destrozaba las
cosechas. Heracles consiguió capturarlo gracias a la nieve y se lo llevó vivo a
Euristeo.
Augías, rey de Elis o Elide, tenía muchísimo ganado y tenía
los establos absolutamente llenos de estiércol; Heracles pacta con el rey que
éste le dará parte de su reino o la décima parte de su ganado a cambio de
limpiar los establos, y los limpia desviando el curso del río Alfeo. Euristeo
le invalida el trabajo por haber sacado un beneficio del trabajo. Augías no
podia creer que Hércules lograría resolver su problema. Mas una vez realizada
la tarea, Augías se negó a cumplir con su promesa y recompensar al héroe.
Fileo, el hijo de Augías, ayudó a Hércules revlándole que de hecho su padre
había prometido al héroe recompensarlo. A consecuencia de esto, Augías exilió a
ambos. Más tarde Hércules volvió a Elide y tomó venganza por la injusticia que
se había cometido contra él. Tras su victoria Hércules designó a Fileo como
nuevo rey de Elide.
Estas aves eran una plaga que asolaba toda la región y comían carne humana. Estaban escondidas entre los cañaverales del lago y Heracles para hacerlas subir hizo sonar unas castañuelas, con lo que se asustaron y pudo matar a la mayoría de ellas a flechazos.
Aquí acabarían los trabajos realizados en el Peloponeso. A partir de ahora realizará sus trabajos en los confines de Grecia.
Según algunas versiones sería el toro que Poseidón había hecho salir del mar y según otras
el toro del que se había enamorado Pásifae y del de cuya unión había nacido el
Minotauro. Heracles lo captura, se lo lleva a Euristeo y luego lo libera. Se
cuenta que éste es el toro que después mató Teseo en Maratón.
Diomedes, rey de Tracia, tenía unas yeguas a las cuales les
echaba a los extranjeros que se les comían. Heracles se apodera de él y le
arroja a sus propias yeguas para que se lo coman. Luego las suelta en un monta
y las fieras se las comieron.
Hipólita era reina de las Amazonas, que vivían junto al río Termodonte, al sudeste del Mar Negro (Ponto Euxino). Heracles, según una versión, la mata y se apodera del cinturón (otras versiones dicen que ella la entrega el cinturón y la mata accidentalmente).
Gerión era, según unas versiones, un monstruo de tres
cabezas (o tres cuerpos sobre dos piernas), o según otras versiones, tres
personajes (por eso también se llamaba Geríones). Se supone que vivían en el
confín occidental. En este trabajo Heracles lo mata y le quita los
bueyes/vacas. Se dice que fue entonces cuando Heracles separó Europa de África
poniendo una columna a cada lado en el Estrecho de Gibraltar.
Eran unas manzanas de oro, guardadas por un dragón, en un jardín en el extremo occidente. Según una versión es el propio Heracles el que va al jardín de las Espérides y se apodera de las manzanas de oro. Según otra versión, en lugar de ir Heracles, envía en su lugar a Atlas (Titán que sujetaba sobre sus hombros la bóveda del cielo), mientras él se queda sujetando el cielo en su lugar. En esta segunda versión, cuando Atlas regresa consigue engañarlo para que vuelva a ponerse el cielo sobre sus hombros.
El último de los trabajos ya no sólo se sitúa en los extremos del mundo, sino que les supera y llega hasta el Hades. Consistía en capturar a Cerbero, perro de tres cabezas que guardaba las puertas de los infiernos. Heracles consigue atarlo y se lo lleva a Euristeo, y posteriormente lo devuelve al Hades.
Relacionados con éstos trabajos que entran en el "canon", hay otros, que se suelen poner en relación con éstos doce. Algunos de ellos son los siguientes:
El centauro Folo invita a comer a Heracles, y al abrir unas
vasijas de vino se presentan otros centauros y lo atacan, pero éste (Heracles)
los rechaza y mata a muchos de ellos con sus flechas. Cuando va persiguéndolos,
algunos de ellos se refugian junto al centauro Quirón. Al atravesar Heracles a
uno de ellos con una flecha, produce también un pequeño rasguño a Quirón. Pero
Quirón era inmortal y por tanto, aunque no podía morir, quedaba condenado a
estar eternamente sufriendo. Entonces pide a Zeus
que lo deje morir, y se le concede, pero a cambio hay que hacer inmortal a otro
en su lugar. Normalmente se cuenta que Quirón eligió para sustituirlo a Prometeo. (Se suele decir que esta hazaña la realizó
cuando iba en busca del jabalí de Erimanto).
Cuando Apolo ofendió gravemente a su padre Zeus, éste le
impuso como castigo servir a un mortal en la Tierra durante nueve años. Así el
dios se convirtió en el pastor del rey de Tesalia, Admeto, que fue un buen amo
y, al terminar sus servicios, Apolo le regaló a Admeto un favor del destino que
nunca había otorgado a nadie. Cuando llegase su hora, este rey podría vivir si
encontraba a alguien que le amase tanto como para que bajase a Hades en su
lugar.
Llegó el día en que el mensajero de la muerte apareció en la casa de Admeto, lo
que enmudeció al rey. Buscó a un voluntario que tomase su lugar, pero sólo su
mujer Alcestes se atrevió a ello. Cuando la muerte fue a su habitación,
Alcestes se despidió de su familia, y dijo a su marido:
- "Amo más tu vida que la mía, muero de buena gana, sin importarme tomar a otro marido ni continuar con tus hijos huérfanos, tan amados por ti como por mí. Una sola cosa te pido: no les abandones a los antojos de una segunda esposa, porque una serpiente puede ser más amable que una madrastra".
El rey prometió que tanto en vida como en la muerte Alcestes sería su única
esposa. Cuando su casa estaba preparando los ritos funerarios, llegó un
huesped, que era Hércules en una de sus misiones (se cuenta que ésta hazaña la
realizó cuando se dirigía a buscar las yeguas de Diomedes). Descubrió por los
signos de pena y dolor en sus ojos que debería marcharse; pero Admeto, al
querer ser hospitalario, disimuló su dolor, haciendo pensar a Hércules que la
mujer muerta era sólo una extranjera. Llevado a la habitación de huéspedes,
coronado con flores y con mucho vino, el héroe descuidadamente empezó a cantar
y beber alegremente, hasta que un viejo sirviente le llamó la antención por el
ruido que estaba produciendo en una casa donde la señora acababa de ser llevada
a enterrar. Arrepentido y dándose cuenta de la generosidad de su anfitrión,
Hércules preguntó el camino por el que se había ido y corrió tras ella.
Al día siguiente Hércules se presentó en la casa de Admeto llevando a su lado a
una mujer con velo. Hércules le ofreció la mujer a Admeto para que se
recuperase de la pérdida de Alcestes, pero Admeto, fiel a la promesa que hizo a
su esposa, rechazó a la nueva mujer. Pero Hércules quitó el velo negro a esa
mujer y Admeto se alegró mucho al ver que era su mujer Alcestes, a la que
arrancó Hércules de los brazos de la muerte. Tres días permaneció Alcestes
tumbada sin hablar, aturdida por el temor de lo que vio a través de la puerta
de Hades. Luego se levantó y habló, volviendo a la casa donde su vida se llenó
otra vez de alegría.
Su final tiene que ver con su
fatal matrimonio con Deyanira. La unión se había concertado durante el viaje
del héroe al Hades, donde se había encontrado con Meleagro, hermano de su
futura esposa, y le prometió que se casaría con ella. Diríase que ese pacto,
concertado en un lugar como el Mundo Subterráneo, fue decisivo.
En uno de sus viajes, el héroe y Deyanira debían cruzar el río Eveno, donde el Centauro Neso, que vivía en los alrededores, se
ganaba la vida pasando a los viajeros de una orilla a otra. Neso cruzó primero
a Hércules y luego a volvió por Deyanira. Fue entonces cuando el Centauro
intentó violarla. El héroe, al oir sus gritos de socorro desde el otro lado,
lanzó una flecha que atravesó el corazón de Neso. Éste, para vengarse, le dijo
enseguida a Deyanira que podría mantener a su esposo siempre a su lado, en caso
de haber peligro de perderlo, si preparaba una mágica poción con la sangre que
manaba de su herida. Ella, crédula, recogió la sangre de Neso y la guardó
consigo.
Después de la victoria del héroe sobre el rey Eurito y de ocupar sus tierras de
Ecalia, quiso agradecer a su padre Zeus, y erigir
un altar en su honor para ofrecerle un sacrificio. Envió a su heraldo Licas a
Traquis, allí donde estaba Deyanira, a que le trajera una túnica nueva y
limpia, apropiada para la ceremonia. Deyanira, temerosa de que la olvidara
junto a Yole, hija de Eurito, que se había convertido en su amante, mojó la
túnica en el supuesto filtro amoroso que le dio Neso.
El héroe se la puso y empezó la ceremonia del sacrificio. Al poco rato, el
veneno de la sangre de Neso empezó a abrasarle la piel. Preso de horribles
dolores, el héroe intentaba sacarse la túnica mortal sin conseguirlo, pues sus
carnes se habían colado en ella. Dio orden que le trajesen a Traquis. Al verlo
llegar y dándose cuenta de lo que había hecho, Deyanira se suicidó. El héroe
confió entonces a Yole a su hijo Hilo, y le pidió que le prometiera que se
casaría con ella cuando creciese. Subió al monte Eta, construyó una gran pira y
ordenó que encendieran la hoguera. Ningún sirviente quería prender la hoguera,
sólo Filoctetes consintió en hacerlo para librarlo del martirio, recibiendo de
Hércules como recompensa el arco y las flechas mojadas en el veneno de la Hidra
de Lerna. Mientras el fuego destruía el cuerpo mortal del héroe, entre truenos
y relámpagos, una gran nube lo envolvió y lo elevó al cielo. El héroe había
accedido a la inmortalidad y subió al Olimpo
donde se casó con la diosa Hebe, la diosa de la
juventud eterna.
El nacimiento de Teseo, La infancia de Teseo, Camino a Atenas, El ciclo cretense, El reinado de Teseo.
El héroe ateniense, comparable al
héroe Hércules, de los dorios, aunque más jóven que este último con una
generación. Su padre fue Egeo, rey de Atenas,
y su madre Etra, hija de Piteo, rey de Trecén. Se dice que en realidad es hijo
de Poseidón y hay más fábulas acerca de su
nacimiento. La principal versión nos cuenta que Egeo, después de dos
matrimonios y desesperado por no tener hijos, fue a Delfos a consultar al
oráculo su problema. La profecia decia: "No debes desatar el odre de
vino antes de llega a Atenas". Egeo, no puediendo comprender el
sentido del augurio que habia recibido, marchó a Trecén, donde reinaba el rey
Piteo, esperando que este hombre reputado por su sabiduria entendiera la
contestación del oráculo. Pitero, en efecto, lo entendió y quiso que su propia
hija diera a luz al vástago que tanto anhelaba el rey de Atenas.
Después de un gran festin acompañado de buen vino, incitó al rey a pasar la
noche con su hija Etra. Al dia siguiente cuando el rey de Atenas despertó junto
a la bella muchacha, le dejó sus sandalias y su espada y dejó caer sobre ellas
una enorme roca. Le instruyó, diciéndole que si tuviera un hijo varón, de gran
fuerza, capaz de levantar la roca, le ordenase que recogiera y se puesiera las
sandalias, se armara con la espada de su padre y que con estas señas, cuando
llegara a Atenas a buscarlo, él seria capaz de reconocerlo.
Mas la búsqueda ésta deberia realizarse con la más estricta confidencia para
que los Palantides no se dieran cuenta y lo exterminasen. Los Palantides
(cincuenta hijos de Palantes( eran primos de Teseo que sabiendo que Egeo no
tenia descendencia tenian pretensiones sobre el trono. Teseo no pudo librarse
de esta amenaza fácilmente, pues al llegar a Atenas tuvo que afrontar numerosas
emboscadas y ataques de parte de esos primos suyos que querian hacerse con el
trono de Atenas.
Teseo creció en Trecén junto a su madre
y a su abuelo. Se convirtió en un niño fuerte y hermoso. Se dice que cuando
contaba con apenas siete años visitó su palacio el héroe Hércules, quien dejó a
un lado la piel del león que siempre usaba para sentarse a la mesa. Los niños
de la corte huyeron espantados creyendo que se trataba de un león de verdad,
pero Teseo no. Cogió un hacha y se lanzó pensando que era un fiero animal,
mostrando asi, desde temprana edad, al valiente joven en que se convertiria más
tarde. Entrando en la adolescencia, fue llevado a Delfos para que ofrendara su
cabello a Apolo, como era la tradición.
No permitió sin embargo qu le cortasen todo el pelo, sino sólo los rizos de su
frente. éste corte de pelo instituyó un peinado que se denominó "el
teseis".
Cuando Teseo cumplió los dieciséis años, su madre consideró que ya tendria la fuerza
suficiente, y le descubrió el secreto de su origen, y luego le condujo hasta la
roca. Sin dificultad alguna Teso la removió, recogió las sandalias y calzó con
ellas. Acto seguido, se armó con la espada de su padre e inició preparativos
para su viaje a Atenas. En vano se esforzaron Etra y Piteo, tratando de
disuadirlo de su proyecto de viajar por tierra. En aquella época, el mar
presentaba mayor seguridad; los caminos en cambio, estaban llenos de monstruos
y malhechores. Pero Teseo, que envidiaba la gloria de Hércules y estaba
asimismo sediento de hazañas heroicas, hizo oidos sordos y emprendió rumbo a
Atenas por tierra firme.
En Epidauro Teseo encontró a su primer
enemigo; Perifetes, el que atacaba y asesinaba a los caminantes con una maza de
bronce. Teseo se la arrancó de las manos y le dio muerte de un mazazo. Llegando
a Quejiriés, el héroe encontró a su segundo enemigo, a Sinis o Pitiocabtis (el
que dobla los pinos), hijo de Poseidón,
que mataba a los forasteros con un terrible método: ataba las puntas superiores
de dos pinos vecinos, y amarraba las piernas del infortunado viajero; una en
cada punto, luego de un tajo desataba las cimas de los árboles y de este modo
inhumano, descuartizaba y acababa con su victima. Teseo, en castigo, le dio fin
de esta misma manera.
El héroe siguió su camino, y en tierras de Corinto, blandiendo su espada y su
lanza, entabló una feroz lucha con un animal infernal, una terrible cerda, que
pertenecia a la vieja Fea, llamada también Cromio, nombre derivado del lugar
Cromión.
Llegando a Megara, pasó por uno de los puntos más peligrosos de su recorrido
bajo la sierra de Gerania (hoy Kakia Skala). Alli habia un estrecho sendero muy
dificil de atravesar. Por un extremo se elevaba la montaña como hasta hoy, con
sus escarpadas laderas y el otro extremo limitaba con un profundo acantilado
que terminaba en el mar. En sus playas vivia una feroz tortuga marina,
carnivora, que devoraba a los humanos. Arriba, sobre las rocas del estrecho
pasadizo, dominaba Escirón, un bandido que obligaba, ante todo, a los
transeúntes a que se lavaran los pies para dejarlos pasar. En el momento en que
cumplian su mandato les daba un fuerte puntapié y los derrumbaba hacia el mar,
donde los devoraba la temible tortuga. Pero ya estaba escrito por los dioses
que Escirón muriera del mismo modo. Teseo lo arrojó al mar y la tortuga lo
devoró.
A continuación el héeroe bajó al mar, dio muerte a la horrible tortura, le
arrancó el caparazón y lo transformó en su escudo. Al arribar a tierras de
Eleusis, Teseo se enfrentó al gigante Cerción, hábil luchador que provocaba a
todos los caminantes a enfrentarse con él. El valiente hijo de Egeo, venció a
Cerción agarrándolo y golpeándolo con fuerza contra el suelo hasta hacerlo mil
pedazos.
Una de sus grandes hazañas, terminó con el castigo y muerte del ladrón y
malhechor Procrustes que lo esperaba en un recodo del camino. Este extraño
torturador, robaba y mataba a los viajantes, obligándoles a acostarse en su temible
lecho. Si el desgraciado viajero era muy alto y sus piernas sobrepasaban el
limite de la cama, cortaba lo sobrante, y si por el contrario eran bajos y no
llegaman al borde, los estiraba hasta que dieran el largo de la cama. Se dice
que tenia para este fin dos camas: una para los altos y otra para los bajos.
Teseo lo mató con su propio método.
Asi se difundió la fama de Teseo aún antes de su llegada a Atenas. En aquel tiempo, Egeo se habia casado, no
hacia mucho, con la maga Medea. Esta conocia de antemano quién era Teseo, que
avanzaba hacia Atenas; se encargó pues de infundir al rey, un temor por el
joven y apuesto muchacho, convertido ya en héroe legendario por su proezas.
Medea insistió en que de bienvenida se ofreciera al joven forastero una bebida
envenenada. Cuando Teseo, utilizando su espada, intentó cortar un trozo de la
carne para el sacrificio, la mirada de Egeo descubrió su espada y luego las
sandalias del mozo. Reconociéndolo al instante, le impidió beber de la copa
mortal. La vació y derramó su contenido al suelo, y luego expulsó a Medea de
sus tierras.
Se cuenta como una de las hazañas del héroe, la captura del temible toro de Creta que habia traido Hércules. Otros narran este
hecho, como anterior al reconocimiento de Teseo por su padre y otros lo sitúan
después. El toro atravesaba indomabre los campos de Maratón arrasándolo todo a
su paso hasta que Teseo lo sometió, lo encadenó y lo ofreció en sacrificio a Apolo.
Androgeo, hijo del rey Minos, era un joven
carismático y un deportista capaz, que llegó a Atenas para participar en los juegos que
organizaba Egeo. El principe cretense logró vencer a todos los concursantes de
los juegos. Fue entonces cuando Egeo, dominado por la envidia, le envió a
enfrentarse con el toro de Maratón, lo que provocó la muerte de Androgeo. Su
padre, el rey Minos, estaba por entonces en Paros ofreciendo sacrificio a los
dioses cuando se enteró de la injusta desaparición de su hijo. Al terminar la
ceremonia, el rey organizó a su flota y se dirigió a Atenas para atacarla. La
guerra duró bastante tiempo y acabó con la derrota de Atenas, que fue obligada
a pagar un tributo anual de sangre a Minos. De modo que cada año siete
muchachos y siete muchachas se enviaban como presas que luego devoraba el
monstruo Minotauro.
Minotauro era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Era hijo de
Pásifae, esposa de Minos, y un toro que Poseidón
habia enviado a Minos. Minos muy vergonzoso por el nacimiento de tal monstruo,
mandó que el arquitecto Dédalo construyera para él el Laberinto, un palacio donde
encerró al Minotauro, que era antropófago (comedor de hombres).
Teseo pronto enfrentó este grave asunto cuando llegó el moemto de pagar la
"contribución" a Minos.
El pueblo habia empezado a mostrar su descontento. Se dice que Minos elegia a
los jóvenes que caerian victimas del Minotauro y exigia que fueran sin arma
alguna. Estos inocentes no tenian posibilidades de salvación, pues se perdian
en la laberintica construcción donde les encontraba el toro y les despedazaba.
Teseo decidió ser uno de los siete jóvenes que servirian de alimento al
Minotauro, con el objeto de aniquilarlo. Avanzaba el barco con el fúnebre
cortejo, con sus velas negras desplegadas. Egeo lo habia equipado también con
velas blancas por si el regreso fuera exitoso. Esta seria la señal de la buena
nueva, antes de anclar en puerto. Teseo llegó a Creta
y fue llevado junto a los otros jóvenes al leberinto. Sin embargo, Ariadna, la
hija de Minos se enamoró de Teseo, y antes de que el joven entrara en el
palacio del Minotauro, le dio un ovillo de hilo y le aconsejó que atara un
extremo a la salida del laberinto y que lo desenvolviera conforme avanzara pra
no perder su camino. Es más, Ariadna le pidió que cumpliera su promesa de
llevarla con él, como su mujer, a Atenas.
Teseo logró vencer al Minotauro a puñetazos y liberó a sus compañeros. Acto
seguido escaparon junto con Ariadna, sin ser vistos. No obstante, llegados a
Naxos, una de las escalas de su viaje, Teseo abandonó a Ariadna, quien se
consoló rápidamente en brazos del dios Dioniso.
Aunque todo marchaba muy bien, los viajeros, entusiasmados con el regreso,
olvidaron de cambiar las velas negras por las blancas de la alegria.
El infeliz Egeo, desde Sounio, divisó el barco
a lo lejos y viendo que tenia enarbolado el negro velamen, dio por segura la
muerte de su hijo y se arrojó desapareciendo en el mar, que desde entonces se
denomina Mar Egeo.
Teseo demostró ser un gobernador capaz.
Hizo de Atenas la capital del Estado;
se le considera el forjador de la futura democracia ateniense por ser el
creador de estamentos politicos que la posibilitarian, hizo acuñar monedas y
fue dundador de las fiestas de las Panateneas como simbolo de la unión de las
diversas comunidades de ática. Durante su reinado realizó muchas proezas; peleó
contra las Amazonas que habian atacado Atenas
y se casó con Fedra. Una vez estuvo preso en el Mundo Subterráneo, del que fue
liberado por el héroe Hércules. En su madurez mantuvo una estrecha amistad con
el héroe Piritoo. Una vez, visitó a su pariente el rey Licomedes, de la isla de
Esciros. El rey, temeroso del poder del visitante, le hizo subir a gran altura
y una vez alli le empujó y le despeñó hacia el barranco, poniendo fin a sus
dias.
En los tiempos históricos, en la Guerra de Maratón contra los persas, los
atenienses veian a un héroe sobrenatural que estaba encabezando la batalla.
Seguros de que se trataba del héroe Teseo y por consejo del oráculo de Delfos,
decidieron buscar su tumba en la isla de Esciros (Skyros). Asi el soldado
Cimón, que fue el encargado de esta misión, halló su cadáver sobre una colina,
gracias a la ayuda de un águila que vigilaba permanentemente el lugar.
Encontraron un féretro con un nombre de enormes proporciones con lanza y
espada, lo que confirmó su procedencia. Sus restos fueron trasladados a Atenas
donde recibieron sepultura con todos los honores dignos del gran héroe de
ática.
Euripides, el famoso poeta trágico, en su obra titulada "Hipólito",
menciona al hijo de Teseo y quizás de Hipólita. De Hipólito se enamoró
perdidamente la segunda esposa de Teseo, Fedra. Este amor suyo no fue
correspondido, por lo que Fedra, encolerizada por el rechazo y para vengarse de
él, le culpó ante su padre de haber intentado violarla. Teseo montó en cólera y
pidió a Poseidón que castigara a Hipólito. Entonces el dios del mar envió a un toro
bravo y furioso que asustó los caballos de Hipólito; estos le arrastraron y le
mataron. Siglos después Séneca se inspiró en este mito.
Sus orígenes, La proeza y la venganza de Perseo.
Perseo, hijo de Zeus y Dánae, es un héroe de la región de Argos. Una
vez, su abuelo Acrisio, consultó al oráculo si iba a tener hijos. El oráculo le
contestó que su hija Dánae tendría un niño y que este nieto lo asesinaría.
Acrisio para evitar que se cumpliera este vaticinio, encerró a Dánae en una
cueva subterránea rodeada de paredes de bronce. Zeus sin embargo logró
filtrarse por una abertura de la gruta, y tomando la forma de lluvia dorada, se
unió a la bella joven (Unión de Zeus con Dánae).
Dánae alumbró un varón al que consiguió criar a escondidas por algunos meses.
Al enterarse Acrisio, no quiso reconocer la intervención de Zeus y mandó a
matar a la nodriza de Dánae por su traicionera complicidad. Encerró a su hija y
a su nieto en una caja de madera y los arrojó al mar. Las corrientes marinas
guiaron al cofre a las costas de Sérifos, donde el pescador Dictis, hermano del
tirano de la isla, Polidectes, los halló y les recogió. Dictis les acogió en su
hogar y crió a Perseo hasta cuando se convirtió en un valiente jóven, dotado de
todas las virtuddes. Polidectes se enamoró de Dánae, pero no podía ni se
atrevía a acercarse a ella por temor a su hijo, Perseo, que tan bien protegía a
su madre. Una vez invitó al joven a una cena, junto con otros amigos y les
preguntó que qué regalo le ofrecerían si este fuera el caso. Todos respondieron
que para un rey, un cabello sería el regalo más adecuado. Sólo Perseo contestó
que llegado el caso le traería hasta la cabeza de la gorgona Medusa.
Polidectes queriendo aprovechar la oportunidad que se le presentaba, le
solicitó de inmediato que cumpliera con su ofrecimiento, de lo contrario
seduciría por la fuerza a su madre Dánae. Con este compromiso Perseo se puso en
camino para buscar a la Gorgona y cortarle la
cabeza.
Atenea y Hermes
colaboraron con Perseo a que cumpliera con este trabajo. Haciendo uso de
algunas artimañas, dio con las Ninfas y les pidió en préstamo unas sandalias
voladoras, una alforja y el casco de Hades, que
hacía invisible a quien lo llevara. Hermes por
su parte, le facilitó una hoz de acero. Cuando llegó al sitio deseado, encontró
a las Gorgonas dormidas. Con ayuda de las
sandalias aladas se elevó a los aires y cortó la cabeza de la Medusa mirando para esta operación en el brillante
escudo de la diosa Atenea, quien le sostenía a cierta distancia, y evitándole
de este modo mirar directamente a los ojos de la Gorgona
y quedar convertido en piedra. En el momento en que el héroe le cercenó la
cabeza, del cuello de Medusa salieron volando el caballo Pegaso y el gigante Crisaor. Recogió la cabeza, la
guardó en el saco y emprendió el camino de vuelta.
En su camino encontró a una hermosa joven llamada Andrómeda, atada con cadenas
y prisionera de un terrible monstruo marino. Perseo la liberó salvándola del
peligro que corría de acabar siendo devorada por el monstruo. Los padres de
Andrómeda, agradecidos, consintieron que su hija se casara con su salvador,
pero Fineo, un tío de la muchacha, que había proyectado convertirla en su
esposa, empezó a conspirar contra Perseo. Dándose cuenta de las malas
intenciones de Fineo, el héroe mostró a Fineo y sus cómplices la cabeza de la Gorgona, por lo que ellos quedaron convertidos
en estatuas de piedra.
Ya en Séfiros, al enterarse de las presiones a las que Polidectes había
sometido a su madre para conquistarla quiso vengarse. Entonces Perseo, con el
mismo método convirtió a Polidectes y a sus secuaces en piedra. Acto seguido,
delegó el poder a Dictis, su padre adoptivo y decidió volver a Argos acompañado
de su mujer, Andrómeda, y buscar al abuelo. No ostante, Acrisio al enterarse de
la venida de su nieto, huyó temeroso para elvitar el cumplimiento de la
profecía. Pero no pudo escapar a su fatal destino ya que en las competencias
organizadas por el rey Teutámides en Larisa, donde Perseo tomaba parte, Acrisio
estaba presente entre los espectadores. En el lanzamiento del disco, el de
Perseo se desvió y cayó sobre Acrisio, matándole al instante. Perseo, al saber
de quién se trataba lloró amargamente su suerte y lo enterró con todos los
honores debidos.
Belerefontes fue hijo de Poseidón, pero
entre los hombres se le consideraba vástago de Glauco, hijo de Sísifo el fundador de la casa real de Corinto y de
Eurimode, hija del rey de Mégara, Niso. El héroe fue llamado así tras haber
dado muerte, por pura casualidad, al Belero, tirano de Corinto
(Belerefonte=matador de Belero).
Después de la muerte de Belero, tuvo que huir de su tierra y llegó a Tirinte,
al reino de Preto, ara purificarse. Durante su estancia la joven Antea, mujer
de Preto se enamoró del joven y apuesto hombre. El joven por respeto al
anfitrión no respondió a los avanceas amorosos de Antea. Herida en su amor
propio de ella le acusó ante su marido de haber tratado de seducirla y clamó la
muerte del jinete de Pegaso.
Como las leyes de la hospitalidad no permitían a Preto matar a Belerefontes con
sus propias manos, pensó enviarle a Licia, a la corte del rey Yóbates, para que
su suegro consumara la venganza. Yóbates recibió a Belerefontes con agasajos y
le hospedó nueve días durante los cuales se sacrificaron en su honor nueve
toros. Al décimo día abrió el rey la carta de su yerno. Al leerla, decidió que
la mejor manera de suprimir al héroe era mandarle a exterminar el temible
monstruo llamado Quimera, que antaño había
sido criada por Amisodaro, rey de Caria. Belerefontes aceptó el encargo.
La mayor dificultad de la empresa era evitar las llamas que lanzaba la Quimera.
En este trance le ayudó el alado Pegaso al
elevarse con su jinete hacia el cielo; así Belerefontes pudo flechar
mortalmente al monstruo, a salvo de su fuego.
Después de dar muerte a la Quimera, Belerefontes se vio enviado por Yóbates a
enfrentarse con el belicoso y salvaje pueblo de los Sólimos. Al derrotarlos el
héroe fue enviado a luchar contra las Amazonas;
también esta vez resultó victorioso.
Al cabo de sus recurso, Yóbates tramó una emboscada para acabar al fin con el
héroe. Pero también esta vez Belerefontes salió ileso. Entonces el rey de
Licia, convencido de los orígenes divinos de Belerefontes, desistió de sus
propósitos y, revelándole el mensaje de Preto, le pidió que se quedara a su
lado y se uniera en matrimonio con su hija Filónoe. De sus nupcias nacieron:
Isandro, Hipóloco y una hija, Laodamia. Hipóloco fue padre de Glauco y Laodamia
tuvo a Sarpedón, que dirigieron el ejército de los Licios en la guerra de Troya. Los dos nietos de Belerefontes, según
cuentan la Ilíada y la Odisea, destacaron entre los héroes de Troya. Este es
uno de los datos que demuestran el origen heleno común, de los guerreros Aqueos
y Troyanos.
Se cuenta como final, que Belerefontes se enorgulleció en exceso de sus
triunfos, y ensorbecido, quiso elevarse hasta el Olimpo
montado en su caballo Pegaso, para conocer la
morada de Zeus, y pretendiendo incluso formar parte hasta el Consejo de los
Dioses. Zeus, enfadado frente a tanto atrevimiento, hizo que el caballo tirara
a su jinete desde lo alto. El caballo volvió al Olimpo a donde pertenecía y a
sus oficios, ayudando a llevar el rayo a Zeus y sirviendo a la diosa Eos (La Aurora) que hacía amanecer al día.
En Corinto y Licia, Belerefontes era honrado y venerado como héroe. En la
Ilíada, Homero narra la amistad de Belerefontes con Coneo, rey de Kalidiquia.
Dédalo era el artesano ateniense, proveniente de la familia real de Cécrope,
el primer rey de Atenas.
Fue artista de mérito de su época, escultor, arquiteco e inventor. Un día este
ingenioso artista cometió un crímen movido por la envidia por su sobrino y
alumno, Talo, quien daba claras muestras de especial talento. Este inventó la
sierra, sinspirándose en cómo usaba su mandíbula una serpiente. Dédalo, ciego
de envidia, lo precipitó desde lo alto de la Acrópolis.
Cuando se dió a conocer el crímen, el tribunal de Aerópago lo expulsó de la
ciudad.
Dédalo buscó refugio en Creta, en la corte del
rey Minos. Allí realizó una serie de trabajos entre los cuales sobresale el
Laberinto, un palacio cuyo conjunto de corredores estaba de tal manera
ensamblado que una vez dentro de ellos, era imposible hallar la salida. Allí
había encerrado el rey Minos al Minotauro.
Durante su estancia en Creta, Dédalo tuvo un hijo, Ícaro, con una esclava del
palacio llamada Náucratis.
Cuando Teseo llegó a Creta con el deseo de acabar con el Minotauro, Dédalo
señaló a Ariadna lo que debía aconsejar al héroe para que entrara y consiguiera
salir del Laberinto. Enterado de esto, el rey Minos se encolerizó y encerró al
artista y a su hijo en el Laberinto. Confinado en esta cárcel, Dédalo no dejaba
de pensar en la mejor forma de escapar lejos de Creta. Ideó al fin unas alas y
las adaptó a los hombros, uniéndolas con cera.
Padre e hijo iniciaron un vuelo nunca concebido hasta entonces. El joven Ícaro,
desoyó el consejo de su padre, es decir, no volar tan bajo que las olas mojasen
las alas, ni tampoco tan alto que el sol derritiese las alas. Ícaro por
arrogancia se elevó lo más alto que pudo, hasta que el calor derritió la cera
que le unía a las alas y se precipitó al mar, que desde entonces se llamó Mar
Icario. Su cuerpo fue hallado en las costas de la isla que se denominó también Icaria. Allí lo encontró y lo enterró Hércules.
Orfeo era originario de Tracia y fue uno de los participantes en la
expedición de los Argonautas; es también el protagonista de uno de los mitos
más célebres y de los que entrañan mayor simbolismo. A su alrededor se tejió de
la teología órfica, que influyó en las creencias primitivas cristianas. Fue
hijo de Eagro y al parecer de la Musa Calíope; era músico carismático, poeta y
cantante, y fuera de su entrega al arte de la lira se lo considera el inventor
de la cítara.
El más conocido mito sobre Orfeo está relacionado con su bajada al hades en
busca de su amada esposa Eurídice: Eurídice era una bella ninfa del bosque, un
día tratando de escapar de los acosos de Aristeo, huyó despavorida, y en las
orillas de un río pisó una serpiente venenosa, y murió a causa de la mordedura.
Orfeo, desesperado bajó al Hades (Mundo Subterráneo) con el objeto de traerla
de nuevo a la vida. Su música produjo encantamiento en el mundo subterráneo y
todos olvidaron por un momento sus torturas y sus castigos. Sísifo, Tántalo, Danaides y otros hicieron un alto
en su eterna condena y disfrutaron de su celestiales melodías. De tal modo
agradó su música que el rey Hades y Perséfone
aceptaron devolver a Eurídice, la amada del músico, pero con una condición:
mientras Orfeo subiera a la tierra, su mujer debía seguirlo detrás y no debía
volverse a verla, antes de haber salido del Mundo Subterráneo. Pero un rato
antes de ver la luz, la duda mordía al músico, curioso de saber si lo seguía de
verdad, en un momento dado miró atrás para comprobar si los dioses del hades no
se habían burlado de él. Desde ese momento todo fue fatídico: Eurídice murió
definitivamente y la sentencia del rey Hades fue
irrevocable, permaneció inconmovible a los ruegos del desgraciado Orfeo.
A partir de este punto, mucho se ha hablado del inconsolable esposo. Se dice
que se negó a todos los placeres terrenales, que no quería volver a casarse, y
que durante tres años huyó del amor con las mujeres.
La tradición nos relata que se relacionaba sólo con muchachos de Tracia a los
que iniciaba en la "vida órfica", la abstención de comer carne, la
música y en las experiencias del más allá. Sobre su fin, se dice que después de
haberse relacionado eróticamente con hombres, tuvo que enfrentarse ala venganza
de las mujeres a las cuales rechazaba después de la muerte de Eurídice. Armadas
de piedras y lanzas, las mujeres de Tracia le atacaron y despedazaron al
encontrarle desarmado, solamente con la lira en la mano.
Las Musas le lloraron y enterraron según antiguas tradiciones y hasta los
enemigos de la naturaleza participaron del duelo por el fallecimiento del
divino cantor.
Sobre este héroe, hijo de Helios, se cuentan
muchas historias. Muchos dicen que era hijo de Eos
(La Aurora) y de Céfalo, pero se impone la teoría de que fue hijo de Helios y
de la Oceánide Climene y que fue criado por su
madre sin que el padre supiera de su existencia. Llegado a la adolescencia, se
le descubrió su procedencia paterna. Pidió entonces el adolescente para
cerciorarse de su origen, que su padre Helios le permitiera conducir su carro.
Helios al comienzo atuvo dudas, mas al final cedió, no sin antes darle una
serie de consejos. Faetón siguió el camino que acostumbraba su padre; no
obstante, llegado al punto más alto, le atemorizó la altura y por miedo a los
símbolos del zodíaco, cambió de rumbo. Después, con torpes movimientos conducía
el carro tan bajo, poniendo en peligro de incendiar la tierra y a veces tan
alto, poniendo en mismo peligro a las estrellas, que Zeus,
ante este riesgo, le lanzó un rayo que lo derrumbó y le hizo caer sobre el río
Erídano, donde vivían las hermanas de Helios, las Helíades, que le dieron
sepultura, con honras fúnebres.
El ilustre poeta trágico Eurípides, inspirado por el mito, escribió una
tragedia titulada "Faetón". Mas esta obra está comprendida entre las
que no se salvaron, exceptuando algunos breves extractos.
Esta Casa ocupa un lugar primordial en la historia de Tebas (llamada "Ciclo de Tebas"); su fundador fue Lábdaco, nieto de Cadmo, el fundador de la ciudad de Tebas. Edipo, cuya personalidad predomina en la Casa Real junto con otros miembros de su familia, forma uno de los personajes más importantes de la historia de esta ciudad.
Introducción, El destino de Edipo, Edipo en el trono de Tebas, Los hijos de Edipo.
Edipo, este héroe trágico, es el
protagonista de muchas aventuras que se han conservado hasta nuestro días,
especialmente en las tres famosas tragedias de la Antigëdad. Su ascendencia se
remonta hasta el propio Cadmo, fundador y primer rey de Tebas. Fue bisnieto de
Polidoro, hijo de Cadmo y nieto de Lábdaco, padre de Layo.
Layo se había casado con Yocasta, hija de Meneceo y hermana de Creonte. Pasaban
los años y Layo y Yocasta no tenían hijos. Pidió, como era costumbre entonces,
consejo al oráculo. La profecía, decía que tendría un hijo que traería grandes
desgracias a Tebas, que mataría a su propio padre y se casaría con su propia
madre.
Para escapar de este cruel destino, Layo evitó el contacto amoroso con su
mujer. Yocasta sin embargo anhelaba ser madre y una noche después de un festín,
lo emborrachó y pasó la noche con él. Desde el momento en que se dio cuenta de
que su mujer estaba embarazada, Layo pensó en la forma de liberarse del niño
que vendría, y atentaría contra su vida y contra la tranquilidad de su país.
Apenas nacido, le traspasó con un clavo los talones y pasándole unas argollas,
los unió con una correa. Al rato, ordenó a un fiel pastor que lo abandonara en
el bosque de Citerón, donde moriría de hambre, de frío o devorado por las
fieras. El pastor compadecido del llanto del niño, cuando acertaron a pasar por
allí los pastores de caballos del rey de Corinto, Pólibo, les entregó el recién
nacido sin contarles de quién se trataba. Los pastores llevaron al niño a
Pólibo y su mujer, quienes, como no tenían hijos, lo aceptaron gustosos en su
hogar. La reina Mérope le puso el nombre Edipo, que significa "el de los
pies hinchados", ya que el bebé tenía inflamados los talones, donde le
había pasado su padre las argollas.
Estaba escrto que Edipo crecería y se
convertiría en un joven vigoroso e inteligente, creyendo que sus padres eran
Pólibo y Mérope. Se le mantuvo en secreto su verdadera procedencia, hasta que
alguien en una pelea, por ofencderlo, le dijo que era un bastardo y que los
reyes de Corint no eran sus verdaderos padres. Sin querer conocer la verdad de
Pólibo y Mérope, se fue a escondidas a consultar el oráculo de Delfos.
El augurio no fue claro en su respuesta, le señaló sin embargo, que su terrible
destino mostraba que un día mataría a su padre y se casaría con su propia
madre, y que su descendencia sería portadora de grandes males. Horrorizado ante
tal respuesta, decidió Edipo evitar esta suerte alejándose de los que creía sus
verdaderos padres. Recorrió los caminos realizando varias hazañas y trabajos.
Un día cruzando la zona de Foquida, cerca de un punto donde el camino se
dividía en tres ramales, se encontró en una estrecha vía con un carro y su
séquito. Era Layo, que iba hacia Delfos a preguntar qué fin había tenido su
hijo, pues le martirizaba la duda de si había muerto o no. En esta encrucijada,
se produjo un altercado, ya que el extranjero no quiso ceder al carro. Edipo,
enfrentándose a los viajeros, mató a Layo y sus acompañantes, excepto a uno que
logró escapar.
Al morir Layo, subió Creonte al trono de
Tebas, para reinar junto con su hermana Yocasta.
Sin lograr descubrir aún al culpable de la muerte de Layo, tuvieron que
afrontar el azote de la terrible Esfinge.
Este monstruo de cabeza de mujer, cuerpo de león y alas, sentado sobre una roca
en un extremo de la ciudad, proponía enigmas a los transeúntes y devoraba a los
que eran incapaces de resolverlos. Creonte, entonces anunció que aquel que
pudiera resolver los enigmas y liberar a Tebnas de este engendro, se
convertiría en rey, casándose con la reina.
Edipo en su errar, entró en Tebas. Cuando se enteró de la existencia de la
Esfinge, probó a ganar la recompensa ofecida. El enigma que le presentó era:
¿Cuál es el ser que tiene cuatro pies por la mañana, dos al mediodía y tres por
la noche, y que cuanto más pies tiene, más débil se vuelve? Edipo respondió que
se refería al hombre, que utilizaba cuatro pies mientras andaba a gatas y tres
en la vejez al usar bastón.
La Esfinge entonces se suicidó arrojándose de la alta roca en que solía
asentarse. Al enterarse de la noticia los tebanos, llenos de alegría recibieron
a su héroe elevándolo al trono. Como reconocimiento le entregaron en matrimonio
a la reina viuda, Yocasta. De esta unión nacieron cuatro vástagos: Eteocles,
Polinices, Antigona e Ismene. Edipo reinó en paz, hasta que al cabo de un
tiempo se abatió sobre el reino una peste que diezmaba a la población.
Entonces el rey, incapaz de afrontar la situación, envió a su cuñado Creonte a
consultar el oráculo sobre la causa de este mal y sobre lo que debían hacer
para que la ciudad de Tebas se salvara de la peste; Creonte regresó con la
respuesta de que aquella no cesaría hasta que hubiera sido desterrado de la
ciudad el asesino de Layo.
Edipo empieza la investigación, comprometido en esta búsqueda y sin encontrar
solución, hace por fin, llamar al adivino Tiresias, quien le confiesa que el
culpable de la peste es el mismo Edipo. Edipo no puede creer lo que oye y
piensa en una conjura preparada por Creonte. Pero el juicio de adivino ciego
Tiresias era reputado en toda Grecia.
Enseguida pensó en marcharse a Corinto, pero le detuvo el temor de que se
verificara el augurio mediante el cual mataría a su padre y se casaría con su
madre. Al poco tiempo le llegaron noticias de Corinto, llamándolo a ocupar el
trono, pues Pólibo había muerto. A pesar de la muerte del que creía su padre,
siguió dudando de su vuelta a corinto, pues no quería acercarse a su madre,
temeroso de que quizás se cumpliera la otra parte del oráculo. un emisario para
tranquilizarlo le advirtió que nada debía temer, pues Pólibo no era su
verdadero padre y que él mismo lo había recogido de un pastor que le había
escapado y le habló de las cicatrices que aún quedaban en los pies de Edipo,
las pruebas sobre la temible verdad se mostraron indudables. Se confirma así la
horrorosa sospecha: había matado a su padre y se había casado con su propia
madre.
La reina Yocasta, aterrada por el sacrilegio, se retiró a sus habitaciones y se
ahorcó. En tanto que su hijo y esposo la siguió y sacando unas hebillas doradas
del vestido de la reina, se perforó los ojos y se quedó ciego. Solició a
Creonte que lo echara de Tebas y le rogó que cuidara de sus dos hijas, Antigona
e Ismene. Antigona corrió tras él, queriendo acompañar a su padre en el camino.
Tras un largo y penoso viaje, Edipo llegó suplicando a Ática, a Colono.
Cuando se acercaba la muerte, Creonte y Polinices intentaron convencerlo de que
volviera a Tebas. Edipo sin embargo rechazó la idea optando por quedarse en
Ática, donde Teseo le recibió y le ofreció su hospitalidad hasta la muerte. En
efecto, allí murió Edipo trayendo el bien al sitio donde pasaría sus últimos
días, tal como había previsto el oráculo.
Sobre los hijos de Edipo, Eteocles,
Polinices, Antigona e Ismene, pesó la maldición de la incestuosa relación entre
su padre y su madre yocasta. De ahí que tuvieran un mal fin. Es más, los hijos
fueron maldecidos por su padre antes de morir, pues en sus últimos tristes
días, le habían dado malos tratos.
Al principio, Eteocles y Polinices dejaron reinar en el trono de Tebas a su tío
Creonte, pero luego decidieron tomar el poder en sus manos y reinar un año cada
uno. Sin embargo, en un momento Eteocles, el mayor, tras haber reinado un año,
se negó a aceder el trono a su hermano, y los hermanos se pelearon; entonces
Polinices emigró a Argos, donde reinaba Adrasto y se casó con su hija.
Polinices organizó un ataque contra su tierra natal, una expedición que llevó
el conocido nombre de "Los siete contra Tebas". Denominada de este
modo pues estuvo compuesta por siete jefes, esta expedición tenía como meta,
devolver el poder perdido a Polinices. En esta lucha vencieron los sitiadores y
los dos hermanos murieron uno a manos del otro.
En este punto aparece el valiente y dinámico carácter de Antigona, una de las
hermanas de los fallecidos. Creonte había ordenado que se enterrara a Eteocles
con todos los honores, mientras a Polinices, como invasor, en contra de su
propia patria, debía quedar sin sepultura a merced de las aves de rapiña para
servir así de escarmiento a quienes quisieran imitarlo.
Antigona, entonces, desdeñando las órdenes del rey, fiel a los dioses y a las
tradiciones ancestrales, que nadie puede cambiar, quiso rendirle los últimos
tributos y dar sepultura a su hermano Polinices.
Aunque estaba comprometida con Hemón, hijo de Creonte, este último dio orden de
que Antigona fuera enterrada viva, después que los guardias la apresaron por
haber desobedecido las órdenes. Ya en la cárcel, Antigona se ahorcó. Hemón, que
la amaba intensamente, preso de la tristeza, se ahorcó junto a ella.
De la pequeña Ismene, se dice que fue degollada por Tideo, uno de los siete
jefes invasores, que la halló en el Templo de Atenea,
en el momento mismo de su encuentro amoroso con Periclímeno, hijo de Poseidón, de quien estaba enamorada. Tidaeo fue
llevado hacia el lugar por la misma diosa Atenea, que estaba encolerizada por
ese encuentro en su templo y más que nada por el gran odio que guardaba al hijo
de Poseidón, su mayor adversario.
La familia de los Atridas, Los hijos de Atreo.
Al mismo tiempo que la casa de los
Labdácidas reinaba en Tebas, la casa de los Pelópidas, llamada así por
Pelópidas el hijo de Tántalo, protagonizó la historia de las ciudades del Peloponeso, que entonces experimentaron un
enorme auge, como es caso de Argos, Micenas, Corinto, etc. Los Atridas, que
conoceremos más adelante, fueron los más importantes Pelópidas.
De Pélope e Hipodamia nacieron: Atreo,
Tiestess, Plístenes, Piteo (abuelo de Teseo) y Nicipe (madre de Euristeo, tío
de Hércules). Después de la muerte de Euristeo, que había sucedido a su padre
Esténelo, los Pelópidas se fortalecieron y dominaron en Micenas, Tirinto, Argos
y la Argólide.
Hay una opinión que dice, que de los dos hijos varones de Pélope, Atreo, el
primogénito habría sido el sucesor en el trono, y que cuando Atreo murió, se le
dio la regencia a su hermano Tiestess, porque los hijos de Atreo eran menores
de edad. Como honrado regente, Tiestes cedió la corona a su debido tiempo, al
primogénito hijo de Atreo, a Agamenón y no a su propio hijo.
Hay sin embargo una opinión contraria que dice que los Pelópidas fueron una
generación maldita, por los siguientes hechos. Antes de reinar en la Argólide,
Atreo y su hermano Tiestess fueron desterrados a Trifilia, con maldiciones de
Pélope por haber matado a su hermano Crísipo, hijo natural de Pélope, temerosos
de que su anciano padre, que tenía cierta debilidad por éste, le dejara el
trono.
Apenas llegados a Trifilia, Tiestess propuso que se eligiera soberano entre los
nobles del lugar y que reinara aquel que tuviera el vellón de oro, un regalo de
Hermes. Como Atreo había recibido de
Hermes, el vellón de oro, no tuvo inconvenientes en aceptar esta condición.
Pero Tiestess con astucia y aprovechando que Aérope, la mujer de Atreo era su
amante, le rogó que le trajera el vellón de oro, con el que sería reconocido
como rey.
Zeus no quería que hiciera una apuesta con su
hermano: si el sol salía por el Occidente, sería él el nuevo rey. Tiestes
estuvo de acuerdo, y el dios hizo que el sol cambiara de rumbo y de este modo
perdiese Tiestess. Atrreo subió al trono y Tiestess se marchó. Un día, Atreo
descubrió las secretas relaciones amorosas mantenidas entre su mujer Aérope y
su hermano, y decidió cobrar venganza.
Fingiendo reconciliarse, invitó a volver a su hermano. En el banquete de bienvenida,
le sirvió los cuerpos despedazados y asados de sus hijos, a los que había
mandado matar. Terminada la cena le descubrió la verdad. Lleno de repugnancia
ante la terrible y extravagante venganza, Tiestes dio la vuelta a la mesa y
maldijo a los Atridas. La "Cena de Tiestes" quedó grabada en la mente
de los hombres como un acto limpio e inaudito.
Tiestes quiso hacer que su hermano pagase lo que había hecho. El oráculo le
aconsejó que si tuviera un hijo con su propia hija, éste tomaría cuentas a los
Atridas. Pelopia, su hija, queriéndolo o quizás sin desearlo, en un momento de
embriaguez de su padre, se unió con él; de esta relación incestuosa nació
Egisto, que apenas creció, asesinó a Atreo y subió a su padre al trono de
Micenas.
Los hijos de Atreo, Agamenón y Menelao, tras la muerte de su padre, se refugiaron en Sición. Más tarde Tindareo, padre de los Dioscuros, de Clitemnestra y de Helena, apoyó a Agamenón a recuperar el trono. Tiestes y su hijo Egisto fueron desterrados y Agamenón tomó por esposa a Clitemnestra. Se casó con ella, tras matar a su anterior marido, a Tántalo, hijo de Tiestes. Con Clitemnestra, Agamenón tuvo a Ifigenia, a Electra, a Crisótemis y a un hijo varón, Orestes. Menelao se casó con la bella Helena y reinó en Esparta.
Es el más famoso de los héroes de la mitología clásica. Era hijo de Laertes, rey de Itaca, y de Anticlea. Algunas leyendas tardías le presentaban como hijo de Sisifo. Ulises se casó con Penélope y tuvieron un hijo, Telémaco. Cuando Paris raptó a Helena y comenzó la Guerra de Troya, Ulises partió para dicha ciudad al mando de doce naves. Durante el asedio fue protagonista de la búsqueda de Aquiles que se hallaba escondido y cuya presencia reclamaban los dioses como indispensable para la victoria, el traslado de Ifigenia a Aúlide, la reconciliación entre Agamenón y Aquiles, la organización del combate entre Paris y Menelao y la muerte, entre otros de Dolón, Democoonte, Alcandro, Hipódamo, Quersidamante y Soco. Dirigió a los griegos encerrados en el caballo de madera y fue el primero en salir al exterior acudiendo con Menelao en busca de Helena. Al término de la guerra intentó regresar inmediatamente a Itaca, pero distintas adversidades le obligaron a vagar durante diez años sin conseguirlo. Estuvo en el país de los Iotófagos, en el de los cíclopes, donde se enfrentó a Polifemo, en la morada del dios de los vientos, Eolo, en la tierra de los Iestrigones y en la isla de Circe, con quien tuvo un hijo, Telégono. Llegó a los dominios de Calipso y en una balsa arribó al país de los Feacios. Aquí se dio a conocer y narró al rey Acinoo y a la reina Arete todas sus desventuras. Éstos le proporcionaron una nave con la que, al fin, pudo regresar a Itaca. Excepto su perro Argos, nadie le reconoció en su patria. Se presentó de incógnito a Penélope, a quien sugirió que organizase un concurso de tiro con un viejo arco suyo para elegir marido entre los numerosos pretendientes que la asediaban. Ulises venció en el concurso, se dio a conocer y mató a todos los pretendientes. Recuperó su trono y reinó en paz hasta que por una desgraciada circunstancia fue muerto por el hijo que había tenido con Circe, Telégono, llegado a la isla para darse a conocer a su padre. La fabulosa leyenda de Ulises es el tema de la célebre Odisea de Homero.